La Ruta de La Plata es la vía que cruza por completo España de norte a Sur. Una alternativa turística llena de historia, que permanece en el tiempo y que permite llegar desde Gijón hasta Sevilla, conociendo con ello la cultura de cada una de siete comunidades. Territorios que se van cruzando a lo largo de todo su recorrido, con rastros de un pasado imperial que se niega a desaparecer, paisajes impresionantes y tradiciones antiquísimas que se extienden de norte a sur. Para entender la relevancia histórica de la Ruta de la Plata, es necesario transportarse a la época del Imperio Romano, dos milenios atrás que sirvieron de punto de partida para la construcción de una calzada que nacía en Mérida, anteriormente conocida como Emerita Augusta, pasando por Astorga, que en esta época se conoció como Asturica Augusta. La Ruta de la Plata se siguió abriendo paso hacia el sur por diferentes vías alternas, para finalmente llegar a Sevilla, donde cierra su impresionante ruta. La función inicial de la Ruta de la Plata, en época del Imperio Romano, era poder transportar diferentes tipos de mercancías, así como poder facilitar el movimiento y traslado de tropas militares. Esta misma vía funcionó por siglos como el punto de encuentro de comerciantes, y además, permitió ejercer el pastoreo con mejor planificación. Es necesario destacar la procedencia del nombre de esta ruta, que hace alusión a al-balat, que se traduce a camino empedrado. Sin duda la evolución de la Ruta de la Plata estuvo estrechamente relacionada con la conquista cristiana de la Península, a medida que esta lograba avanzar hacia el sur, al punto incluso de servir como camino de peregrinación hacia Santiago de Compostela desde el sur. Tanto la economía como la religión, fueron determinantes para que hoy en día esta ruta siga siendo un referente necesario en la historia de España, que se puede conocer desde la comodidad de tu coche, de punta a punta.
Comienza la Ruta de La Plata por Asturias y Castilla y León
El inicio de la Ruta de la Plata está lleno de alternativas turísticas imperdibles, empezando con Gijón y destinos como el río Piles, la iglesia de San Pedro, el cerro de Santa Catalina o la escultura Elogio del Horizonte de Chillida. Esta visita no puede terminar sin recorrer el barrio de Cimadevilla. Las alternativas gastronómicas van desde la famosa fabada, la sardina o el pixin, así como el cachopo, compuesto por dos filetes de ternera rellenos de jamón y queso, empanados y fritos. Con una buena sidra, puede ser el plan perfecto. Mientras más se vaya abriendo el camino, el siguiente destino será Astorga, donde ir al Palacio Episcopal es una parada obligada. El paisaje lo componen trigales y campos de girasoles, hasta llegar a Zamora, para conocer el río Duero y la Catedral Románica con su inconfundible cúpula. Mientras se siga avanzando, será el momento de conocer la Granja de Moreruelas, para luego llegar a Castilla, Salamanca, donde a pesar de la poca población, sus monumentos se mantienen firmes. Las siguientes paradas serán Béjar, La Aberca, Candelario y Miranda del Castañar. En estos puntos la gastronomía brilla con platos como el cocido maragato leonés que incluye garbanzos de pico Pardal, morcilla y verduras. Una vez en Extremadura, será necesario conocer, entre Bejar y Mérida, ciudades como Plasencia, Galisteo, Cáceres y Zafra, sin olvidar las poblaciones de Guadalupe y Trujillo. En este recorrido, ni el jamón ibérico ni las migas extremeñas se hacen esperar.
Sevilla te espera al final de la Ruta de La Plata
El cierre perfecto de la Ruta de la Plata permite conocer las bondades de Andalucía, donde son paradas obligadas La Plaza del Triunfo, la Giralda, el Real Alcázar y la iglesia del Salvador. Conocer el barrio de Santa Cruz, así como el parque de María Luisa, permite disfrutar de su riqueza cultural, incluyendo el Barrio de Triana, donde la herencia flamenca se apodera de sus calles para convertirse en un atractivo turístico incomparable para propios y visitantes. La hostelería también es uno de los atractivos más fuertes de Sevilla, gracias al don de gentes de los habitantes, que los hace serviciales desde el primer momento que los visitas. Los precios pueden expandirse, entre opciones muy accesibles, hasta aquellas mucho más elegantes y elaboradas para grupos de personas más amplios, todo dependerá de una buena planificación para disfrutar al máximo. Las opciones gastronómicas de la parte final de la Ruta de la Plata incluyen platos como el cucurucho de pescaíto frito, las famosas croquetas de cocido y un buen vino para saborear esos contrastes de sabor que sin duda son la mejor excusa para conocer España de norte a sur, con un legado histórico que por siglos ha convertido a esta vía, en la favorita de toda la familia, gracias a su diversidad y funcionalidad, al momento de conocer el país.